En el territorio “Córdoba Norte”, donde el cereal tuvo una fuerte expansión, se estima una pérdida del 23% debido al achaparramiento del cereal

El territorio “Córdoba Norte” registra datos de un desarrollo agrícola sustentable pocas veces visto en otras regiones del mundo. Es indiscutible la potencia del cultivo de maíz como eje estratégico de la sostenibilidad de los sistemas agrícolas y Córdoba Norte tiene, en tal sentido, muchos récords interesantes para repasar.

Conforme datos oficiales en diez años, desde 2010 hasta 2020, Córdoba Norte multiplicó por cuatro la superficie destinada al cultivo de maíz, pasando de 200.000 hectáreas a las 800.000 actuales; incrementó la productividad del cultivo por hectárea en un 33%; aumentó, consecuencia de los dos puntos anteriores, 5,3 veces la producción de maíz grano pasando de 1,2 millones de toneladas a 6,4 millones de toneladas, y el maíz pasó de representar el 12% de ocupación en la rotación maíz/soja a representar el 40%. Sin duda, hoy ejerce un alto impacto positivo en la sustentabilidad de los sistemas.

Claramente se trata de un progreso virtuoso y muy significativo tanto para la región donde habitan 2,5 millones de personas como para el sector agroindustrial del país en su conjunto. Pero, últimamente, los casi 2500 productores y técnicos que llevan adelante la agricultura en la región no están teniendo una tarea fácil.

La campaña 2022/23 trajo sorpresas tales como una helada sin precedentes un 18 de febrero seguida de una fuerte ola de calor y bolsones de sequía. La consecuencia fue acorde a los hechos con una caída final en la producción de aproximadamente 34%. Quebranto, reglas del juego.

La campaña 2023/24 se perfilaba como año “Niño” que presagiaba buenas lluvias por fin. Pero esta vez se presentó un “cisne negro” que parecía no formar parte de las reglas de juego para el territorio. La aparición inusual de Dalbulus maidis (DeLong & Wolcott) (Nault et al., 1980), “chicharrita”, actuando como vector de un conjunto de patógenos, spiroplasma el más frecuente, desencadenó una importante difusión del denominado complejo del achaparramiento del maíz. Un golpe tan repentino como fuerte que activó la alertas, cuidados, previsiones y, por sobre todas las cosas, preguntas: ¿Cuál será la pérdida en esta oportunidad? ¿Cómo seguimos después? … No hay datos.

RAVIT, Red Agropecuaria de Vigilancia Tecnológica, opera en la región junto a una red de productores innovadores generando datos, conocimiento y soluciones a problemas complejos. La metodología para lograrlo se basa en la transformación digital. Se hiper-sensorizan lotes y, mediante una serie de protocolos, se los convierte en su “Gemelo Digital”. Esto permite, entre otras cosas, lograr el traspaso de leguaje natural a lenguaje digital habilitando enormes posibilidades de aprendizaje computacional que multiplica exponencialmente la generación de conocimiento. Enfrentamos a la “chicharrita” con 10.000 hectáreas de maíz transformadas por esta firma en su versión Gemelo Digital. Esto posibilita avanzar mucho más rápido en el camino de encontrar respuestas.

En este punto, la primera tarea de la empresa fue incorporar a los Gemelos Digitales capas de información con verdad de campo sobre la nueva problemática. Así se entrena el modelo. La primera tarea ya se hizo en el mes de marzo: durante el estadio fenológico “R4″ se recorrieron 300 sitios, se controlaron los síntomas foliares y el estado de las espigas en 13.500 plantas. La metodología utilizada para la evaluación de síntomas fue la recomendada por el Laboratorio de Fitopatología de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Católica de Córdoba.

Con esto se logró, además de entrenar el modelo, una preestimación de niveles de incidencia, severidad y pérdida de rendimiento. La situación observada a campo va de lotes totalmente perdidos a lotes prácticamente sin síntomas. Se estimó, en primer instancia, una pérdida global de rendimiento del orden de 23% +/- 9%. La distribución de estas pérdidas se representa geográficamente en el mapa de la región.

El segundo paso, cuando el cultivo alcance su madurez fisiológica en estadio “R6″, será recorrer los mismos 300 sitios y controlar nuevamente las 13.500 espigas, pero esta vez ya con la precisión de obtener los datos de granos por metro cuadrados logrados y peso de 1000 granos. Esto significará la posibilidad de refinar aún más el modelo. Tener un mapa es interesante y revelador. Más interesante aún es el enorme potencial del Big Data y las capacidades que tuvo que desarrollar la empresa para generarlo. Son las bases donde apoyar el próximo salto de conocimiento.

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