Autodidacta, promotora de la agroecología y exitosa influencer, fundó un emprendimiento en la localidad bonaerense de Villars, donde cultiva y comercializa hortalizas frescas, libres de agroquímicos, y asesora a nuevos huerteros.

La huerta es su lugar en el mundo, el sitio donde vive sus pasiones, pero también donde encuentra un sustento económico para su vida.

Valentina Frachou, una joven de 25 años, se propuso transmitir su conocimiento personal a miles de huerteros ubicados a lo largo y ancho del país.

Mediante su perfil de instagram “Rebrotando”, difunde cada una de las acciones que realiza en su huerta agroecológica de VillarsBuenos Aires, promoviendo un trabajo que logre sustentabildiad de triple impacto: social, económico y ambiental.

Además de generar contenidos técnicos, la emprendedora ofrece cursos y capacitaciones virtuales, asesorías y hasta realiza instalaciones de huertas por pedido de sus clientes.

Sin embargo, el negocio principal es la venta de hortalizas frescas y la comercialización de semillas que ella misma recolecta y exporta a distintas provincias argentinas.

UNA HUERTA AGROECOLÓGICA EN VILLARS

“Producimos diversas variedades de hortalizas, y tratamos de diferenciarnos de lo que se consigue tradicionalmente en el mercado. Por ejemplo, cultivamos y ofrecemos tomates de distintos colores, brócolis de diferentes variedades, entre otras verduras que generan curiosidad en los consumidores”, destaca la entrevistada a Infocampo.

Su huerta cuenta con una superficie lineal de 700 metros donde produce una variedad impresionante de frutas y verduras que cultiva ella misma con amor y dedicación.

Cada vez más consumidores nos exigen alimentos saludables, ecológicos y ricos. Yo capté esa señal y hoy ofrezco estos productos, pero además, transmito mi pasión a otras personas que quieren sumarse a este mundo”, indicó.

Para Valentina, conectar con la naturaleza es una acción que deberían realizar todos los habitantes de la tierra.

Además, cuenta que cuando comenzó a difundir su huerta personal en las redes sociales lo hacía para transmitir este mensaje. Sin embargo, sus seguidores, comenzaron a demandarles plantines, semillas y hasta verduras, lo que dio lugar a un nuevo negocio en su vida.

“Estamos enviando semillas a distintas provincias argentinas. Es algo que nunca hubiésemos imaginado hace un tiempo atrás. Soy una afortunada de trabajar y vivir de lo que amo, siempre conectando con la tierra”, explicó.

ESCUELA DE HUERTEROS

Debido al gran interés de sus seguidores, Valentina fundó una escuela de huerteros, donde capacita, asesora y brinda conocimientos estratégicos a muchas personas de manera virtual y acompañándolas en el proceso del fortalecimiento en sus respectivos huertos.

La escuela de huerteros responde a una creciente demanda por productos saludables y sostenibles, generados con conciencia ambiental. Con esta metodología estamos trabajando ejes importantes como lo social, lo ambiental y la economía circular”, sostiene la entrevistada.

En ese marco, destaca con convencimiento que la gente quiere volver a sus raíces y logra conectar con la naturaleza de manera muy simple.

Somos parte de la naturaleza, pero culturalmente estamos como bastante alejados de ella. Sin embargo, siento que las personas están buscando ser parte del ecosistema cada vez más, sobre todo quienes viven en las grandes ciudades”, reflexionó.

Por ese motivo, resaltó que las personas “tienen sed de naturaleza”, y cualquier porción que lo conecte con ella, “sea a través de un video, o tener una planta de romero en el balcón, o una albahaca contra la ventana, lo hace volver a las fuentes”, dijo.

En relación a su escuela de huerteros, sostuvo que existe mucho interés en el país. “Hay curiosidad sobre huerta. Pero también observamos que muchas personas quieren formarse y entre ellos tenemos desde productores grandes, que quieren migrar a un sistema agroecológico, hasta huertas domesticas”, destacó.

OFRECIENDO LO NATURAL

Por otra parte, la emprendedora desarrolló una e-commerce donde difunde y comercializa cada uno de los productos. Desde asesoramientos virtuales y presenciales, pasando por la construcción y diagramación de la huerta, hasta la venta de semillas de diversas especies de verduras y frutas.

“Nos dimos cuenta que era importante ofrecer un canal donde los clientes puedan realizar sus compras y tender puentes para enviarlos a cualquier punto del país”, dijo Valentina, quien se esfuerza diariamente para que su mensaje “sano” llegue a quien aspira experimentarlo.

La joven emprendedora, dice que el 80% de los clientes que adquieren sus verduras son de la ciudad. Un dato no menor que demuestra a las claras la necesidad que tienen las personas que viven en las grandes ciudades, de acercarse a la naturaleza.

“Acá está la gente que quiere buscar el cambio. Viajan hasta mi huerta, dan un paseo, se llevan los vegetales que juntan con sus propias manos y se vuelven a la gran ciudad. Aprovechan a realizar la compra para toda la familia. Cuando vuelven por segunda vez, notamos su alegría porque se llevaron un producto de excelencia que tiene una sabor especial”, comentó.

EL PROYECTO DE LA CABAÑA

Valentina expresó que, de acuerdo con la necesidad de personas que viven en las grandes ciudades y que quieren conectarse con la naturaleza, crearon un proyecto familiar, denominado “Vivir la Tierra”, donde construyeron una cabaña para cuatro personas, con la idea de sumar el turismo a su emprendimiento natural.

Por otra parte, consultada por su recomendación a los jóvenes que quieren emprender en la actividad, la joven les aconsejó tener “perseverancia”. En ese sentido, define que la agroecología es una actividad que cada día será “más común y más necesaria”.

“Este formato de comercialización es valorado por la sociedad. Los consumidores que prefieren estos alimentos son cada vez más, por lo cual emprender en negocios como este es una buena decisión desde lo económico, pero también desde lo social, porque ayudamos a enfrentar los problemas derivados del cambio climático que hoy nos preocupan”, remarca.

A modo de conclusión, asegura que no hay escusas para no hacer huerta: “Aseguro que todos podemos cultivar en el espacio que tenemos. No nos privemos de conectar con la naturaleza desde el respeto para un mundo mejor.”

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